Contexto
La extinción de especies es un fenómeno cada vez más frecuente. Según la IUCN (2024), más de 44.000 especies están en riesgo de desaparecer y, teniendo en cuenta que sólo se han analizado el 28% de las especies conocidas, imaginamos que la cifra real es más dramática, más aún si nos paramos a pensar en todas las especies que se extinguen sin llegar a describirse. Estas cifras están muy lejos de representar la realidad, pero nos da una idea de la gravedad de la situación de transformación y destrucción de ecosistemas.
La mayor parte de las especies nuevas que se describen son por sí mismas “raras”, de pequeño tamaño y escasamente conocidas por el público en general. Estos nuevos hallazgos valiosos no suelen recibir tanta atención pública como de la que reciben otros vertebrados de gran porte como el lince ibérico, las ballenas, las tortugas marinas o algunas aves. A pesar de ello, es clave entender que todas las especies tienen su importancia en sus ecosistemas nativos, y por tanto, todas merecen ser protegidas.
La gambilusa (Linderiella baetica) es un pequeño crustáceo branquiópodo típico de charcas temporales de lluvia del sur de España. Es un claro ejemplo de esta problemática en biología de la conservación que representa lo que sucede con muchas otras especies tanto en España como a nivel global.
Introducción
La gambilusa es un pequeño crustáceo de agua dulce que habita en los primeros estadíos invernales de charcas temporales mediterráneas, un hábitat singular que está considerado de interés comunitario por la Directiva Europea 92/43/CE y su trasposición al ordenamiento jurídico español a través de la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y la Biodiversidad (Hábitat 3170: Lagunas y Charcas Temporales Mediterráneas). Actualmente, se conoce una única población de esta especie en Puerto Real, Cádiz, una charca cuya desapareción está prevista en un futuro cercano, lo que implicará su extinción en estado silvestre.
Esta especie pertenece a un orden de crustáceos conocido como anostráceos que, junto a otros grandes branquiópodos están considerados auténticos fósiles vivientes, que cuenta con representantes fósiles del Devónico Superior (¡hablamos de hace más de 350 millones de años!). Esto quiere decir que este grupo ha sufrido muy pocos cambios morfológicos desde que se tiene constancia de su existencia. Aunque sus ancestros pudieron colonizar los mares y lagos primitivos, actualmente casi todas las especies del planeta de este grupo sobreviven en ambientes temporales, el último refugio a salvo de los peces. Son capaces de sobrevivir a largos periodos de sequía en forma de huevos de resistencia o quistes, una adaptación asombrosa en latencia casi total. Habiendo superado grandes reptiles, peces y glaciaciones, la conservación de muchas especies está en entredicho debido al progresivo desarrollo humano, que conlleva la destrucción de sus hábitats.
La Linderiella baetica fue descrita oficialmente en el año 2009, si bien se tenía constancia de su presencia desde 1978. Desde entonces ha sufrido el avance de la urbanización y otros cambios de uso del suelo, conllevando la desaparición de sus cada vez más escasos hábitats. Han sido numerosos los intentos de salvar el hábitat natural de la especie, pero la deuda del único municipio que la alberga ha motivado la venta de los terrenos que albergan esta especie (Charca Carretones). Los esfuerzos de conservar y dar a conocer este endemismo andaluz no han sido suficientes.
Objetivos del proyecto
En este proyecto, en colaboración con la Sociedad Gaditana de Historia Natural y financiado por la fundación “Mohamed Bin Zayed Species Conservation Fund” y para evitar la extinción total de la gambilusa, se abordan los siguientes objetivos principales:
- Divulgar el caso de la gambilusa como ejemplo de la conservación de especies raras o poco conocidas por la sociedad.
- Intentar la creación de nuevas poblaciones de gambilusa mediante introducciones benignas en charcas con condiciones ambientales favorables y que estén incluidas en espacios protegidos.
- Aumentar el conocimiento sobre la eficacia de las medidas de conservación propuestas, que a su vez puede y arrojar luz sobre biología de la conservación de otros grandes branquiópodos que puedan precisar también medidas de conservación.